viernes, 18 de octubre de 2013

Cómo mejorar la capacidad de escuchar activamente

Cómo mejorar su capacidad de escuchar activamente

La mayoría de las personas conocemos que saber escuchar es crucial para la comunicación efectiva y el éxito profesional. Los estudios demuestran, sin embargo, que sólo el 10% de las personas escucha correctamente. La mayoría de nosotros no sabemos cómo escuchar de manera inteligente, sistemática y decidida.
Póngase por un momento a pensar en sus más recientes conversaciones en el trabajo. Si te acuerdas más de lo que dijiste que lo que has oído, probablemente haz desarrollado algunos malos hábitos de escucha. En lugar de escuchar de verdad, dejas que tu mente divague mientras que los otros hablaban. Lo más seguro es que estabas pensando en lo que ibas a decir antes de que los otros hubiesen terminado.
Los malos hábitos de escucha pueden causar malentendidos muchas veces al día en una oficina ocupada. De hecho, muchos errores y confusiones graves son producto de no oír bien las instrucciones. Los malos hábitos de escucha pueden causar numerosos enredos como la falta a reuniones importantes, la incomprensión de instrucciones dadas, malinterpretar sugerencias valiosas o hacer frente a los problemas equivocados.
No hay duda de que los malos hábitos de escucha han sido un impedimento en  muchas carreras. Según numerosas estimaciones, alrededor del 45% del día típico de un gerente se dedica a escuchar. Algunos gerentes creen que ganan hasta un 60% de sus salarios por escuchar.
Cuanto mayor sea el nivel del gerente, cuanto más alto este en la escalera corporativa, más tiempo se la pasa escuchando a los demás. Curiosamente, la mayoría de los estudios de evaluación de ejecutivos consideran que los gerentes que obtienen una mejor calificación, o que son considerados más eficientes por parte de los subordinados siempre son buenos oyentes.
En las entrevistas de trabajo, muchos candidatos no logran impresionar a los administradores porque escuchan mal. Las personas encargadas de las contrataciones consideran las buenas habilidades para escuchar como características sumamente importantes y útiles para determinar cuales son los candidatos más aptos para la organización. Responder a las preguntas correctamente, o no comprender el punto de que trata un entrevistador, hará la diferencia entre obtener un empleo o no.
Dominar el arte de saber escuchar
La toma de conciencia de que tenemos fallas en nuestras habilidades de escucha, junto con un esfuerzo consciente por superarlas, le ayudará a dominar el arte de escuchar. Las siguientes pautas son útiles para mejorar nuestras habilidades como oyentes:
·        Aumentar su capacidad de escucha. Interrumpir y finalizar las oraciones del hablante a menudo daña la comunicación. Trate de forma deliberada  de inhibir la tentación de interrumpir. Asegúrese de que el orador haya terminado de transmitir el mensaje antes de hablar.
Trate de mostrar con sus acciones al interlocutor que está genuinamente interesado y desea escuchar. Si no está seguro de todo el mensaje, pida a su interlocutor que repita o aclare. Trate de evaluar constantemente su propia comprensión del mensaje.
La manera más efectiva para romper el hábito de interrumpir a las personas es pedir disculpas cada vez que se interrumpe. Después de varias disculpas, usted lo pensará dos veces antes de volver a interrumpir, mientras que la otra persona está hablando.
·        Tómese el tiempo para escuchar. El orador tiende a sentir prisa si usted le da indicaciones con sus gestos o reacciones de que el tiempo de escucha que de que usted dispone es limitado. Con frecuencia, las declaraciones iniciales sólo son algo vagas y tratan de  aproximarse a lo que realmente una persona trata de expresar. Para que el interlocutor se abra y pueda expresar con claridad lo que trata de explicar, usted le debe transmitir que usted tiene suficiente tiempo para poder hablar libremente.
Al momento de escuchar, usted debe dejar de lado todo lo que está haciendo. Esto tranquilizará a los interlocutores y les hará entender que no tiene que hablar más rápido o abreviar el mensaje. También le ayudará a concentrarse en lo que se dice.
·        Centre toda su atención. Usted se comportara como un buen oyente si está alerta, mire el interlocutor a los ojos y adopte una posición un tanto inclinada hacia adelante. Muestre interés asintiendo con la cabeza o levantando un poco las cejas, y también al ofrecer aliento con comentarios y preguntas como: "¿Es eso lo que tenía en mente?" y "permítame comprobar lo que estoy entendiendo,…creo que me estás diciendo..." seguido de una paráfrasis de las palabras del orador.

·        Adapte su velocidad de pensamiento. Usted puede pensar tres o cuatro veces más rápido de lo que una persona puede hablar, esa es la razón principal de la falta de concentración. Su cerebro se torna impaciente con la lentitud del hablante, su mente divaga hasta que escuche algo que le interesa. Entonces te das cuenta de que te has perdido algo, y que realmente no entiendes lo que la persona está pidiendo. Cuando la tentación de tomar excursiones mentales breves se vuelve irresistible - esto sucede con frecuencia mientras se escucha a los hablantes de largo aliento - la eficiencia de su audición se reduce a casi cero.
Para utilizar su velocidad de pensamiento como una ventaja, trate de mantener el análisis de lo que el hablante está diciendo mientras él habla. Mentalmente trate de resumir lo que se ha dicho. Pesar la evidencia al considerar si los hechos son exactos y los puntos de vista son objetivos, o si el interlocutor sólo está tratando de probar un punto.
·        No reaccionar exageradamente ante lo que escuche. Si usted está demasiado involucrado en el estilo del habla de una persona, se le pierde la pista al mensaje. Oblíguese usted mismo a concentrarse en el mensaje en lugar del acento del orador o del estilo de la persona que está hablando, o si tiene algún impedimento del habla o de un patrón de pensamiento desorganizado. Pregúntate a ti mismo: "¿Qué está él o ella diciendo que yo necesito saber?"

·        Escuchar entre líneas. Concentrarse no sólo en lo que se dice, sino también en las actitudes, necesidades y motivaciones detrás de las palabras. Recuerde que las palabras del orador no siempre contienen el mensaje completo. Los tonos cambiantes y el volumen de la voz del hablante puede haber significado. Así podrá observar las expresiones faciales, los gestos y los movimientos corporales. Estar alerta a las señales no verbales aumenta su total comprensión del mensaje.
Por ejemplo, a veces el mensaje y las señales de comportamiento difieren considerablemente. Aunque el orador dice que está emocionado acerca de una idea o proyecto, su falta de movimiento espontáneo, vagando o manteniendo los ojos bajos, un tono inanimado de la voz, mantener la cara oculta o una postura encorvada puede indicar que se siente diferente.
Basándose sólo en las palabras, es como tratar de trabajar un rompecabezas con muchas piezas que faltan. Usted consigue la idea general, pero hay vacíos que no se puede llenar.
·        No se distraiga. Los malos oyentes se distraen con sonidos, objetos y personas, como una sirena de policía, una llamada telefónica o una persona que pasa en el pasillo. Los buenos oyentes se deben posicionar para evitar las distracciones y concentrarse más en lo que dice el orador.


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