miércoles, 17 de enero de 2018

¿Como combatir el engaño en la política?

¿Cómo combatir el engaño en la política?

En base a lo que nos esta ocurriendo como país, y sobre todo como sociedad últimamente, este pequeño trabajo, el cual me voy a permitir entregar en varias partes, porque creo que no voy a poder resumirlo en una sola entrega, se va a referir a varias de las diversas implicaciones que nos afectan, desde el punto de vista de la sociología política y de la ciencias políticas. Comencemos.
En Venezuela hemos vivido casi 19 años, casi toda una generación, en la cual el régimen dominante nos ha sometido a una constante lluvia de promesas demagógicas que han resultado en una inmensa cantidad de mentiras, ahora, será cierto que a nosotros, como sociedad  nos interesa que nos digan la verdad. La pregunta sería:
¿Por qué la verdad en materia de política nos importa, si acaso eso es cierto? En la “Verdad y veracidad” y también en “Al principio era la escritura”, Bernard Williams sugiere que esta pregunta esta mejor respondida en lo que él llama "el argumento anti-tiranía" (ATA):

Precisamente debido a sus peculiares poderes y oportunidades, los gobiernos están dispuestos a cometer acciones ilegítimas que se desean ocultar, como también para ocultar acciones incompetentes. Redunda en beneficio de los ciudadanos que estas acciones puedan verificarse. No pueden ser comprobados sin información veraz. [1]  

Williams acota que el ATA destaca como una de las mejores explicaciones para la importancia de la verdad en política, comparándolo favorablemente con argumentos democráticos y liberales más moralistas. Al mismo tiempo, sin embargo, él autor parece algo pesimista acerca de su aplicación. Este pesimismo se debe a dos razones. En primer lugar, en la verdad y la veracidad, él sospecha que el ATA puede ser solo un poco más de lo que sería estar predicando a los conversos. “Los Tiranos no quedarán impresionados por él, y las víctimas no necesitan ser impresionadas'. [2] en segundo lugar, en “Al principio era la escritura”, Williams sugiere que, mientras que el ATA puede generar una especie de demanda pública por conocer la verdad en casos donde los potenciales abusos de poder están en juego, no está claro que su ámbito de aplicación se extiende más allá de esto. [3] Los agentes políticos emplean a menudo el engaño para fines distintos de ocultar la tiranía, y muchos ciudadanos carecen de la capacidad y el entusiasmo para la participación política que sería necesaria para generar  un interés inmediato en conocer la verdad en la política, que se extiende más allá de esto. [4]  

En este artículo, tengo tres objetivos. En primer lugar, me dirijo a la primera preocupación de Williams, demostrando que el ATA es considerablemente más útil de lo que él pensaba. Tenía sin duda razón al sostener que prácticamente todo el mundo que no sean tiranos no necesitan convencer a nadie que la tiranía es algo malo. La importancia del ATA, sin embargo, radica en el hecho de que se identifica la ocultación de la tiranía como lo que el engaño político hace problemático, en comparación con, digamos, la violación de una cierta norma moral. [5] puesto que puede haber actos de engaño político que no ocultan la tiranía, los ciudadanos que aplican el ATA deben llevar a cabo un cierto tipo de análisis de las circunstancias que rodean un acto de engaño político, para determinar si este acto, en realidad, oculta la tiranía.

En segundo lugar, sostengo que el hecho de que la aplicación del ATA requiere de este tipo de análisis político le da una ventaja modesta, pero importante, sobre otros argumentos de peso para la importancia del uso de la veracidad en la política.

En tercer lugar, respondo a la segunda preocupación de Williams, de que el ATA no podría encontrar nada problemático sobre actos de engaño político que no ocultan tiranía, concentrándose así en la manera en que puede cambiar la comprensión que la sociedad posee de la tiranía. Aunque el ATA no da a los ciudadanos ninguna razón para oponerse a los gobiernos que ocultan una acción no-tiránica, puede darles razones para animar a sus conciudadanos a revisar su comprensión de la tiranía, para que la acción en cuestión se convierta en tiránica como resultado.

En la segunda sección, ofreceré un breve resumen del ATA. En la tercera sección, sostengo que cualquier argumento de la importancia de la verdad en política debe ocuparse, ante todo, de su aplicabilidad para los ciudadanos, a diferencia de los políticos y los agentes del gobierno. La tercera, cuarta y quinta secciones apuntan en dirección de lograr de mis tres objetivos respectivamente. La sexta sección concluye todo el trabajo.
Mañana continuaremos.


[1] Bernard Williams, la verdad y la veracidad (Princeton: Princeton University Press, 2002), 207; En el principio era la escritura (Princeton: Princeton University Press, 2005), 157.
[2] Williams, verdad y veracidad, 208.
[3] Williams, en el principio era la escritura, 162.
[4] Williams, en el principio era la escritura, 162-163. Permiten que uno pueda interpretar a Williams aquí como una cuestión general acerca de la ausencia de buenas razones para sostener que los ciudadanos tienen un amplio interés en la verdad en la política, en lugar de preocupación acerca del ATA. Supongo, sin embargo, que muchos de nosotros sería preocuparnos por una discusión de la importancia de la veracidad en la política que estaba severamente limitada en su alcance. Por lo tanto, si los lectores creen que Williams no está haciendo este punto como una forma de criticar la ATA, invitarlos a considerar esto como una objeción importante digno de consideración.


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