Sin duda que hemos estado viviendo una época en la cual los conflictos están en cada instante de nuestras vidas, no solo como individuos, sino también como sociedades mas o menos organizadas o en completo estado de desorden como ocurre en algunos territorios del continente africano, y a veces también en nuestro continente americano.
Pero lo que si debemos tener todos muy claro, es que en Democracia se vive en conflicto, y es el sistema democrático el que permite que esos conflictos se desarrollen de una manera pacifica y ya sea que se resuelvan, se manejen o que continúen presentes a cada momento, estos conflictos podrán ser aceptados por quienes vivimos y compartimos dentro de un mismo territorio si y solo si actuamos como ciudadanos. El problema que presentamos, a mi manera de ver las cosas, es que no nos hemos dedicado a formar ciudadanos para poder vivir en una Democracia y que dentro de esa convivencia podamos vivir en paz aun con la existencia de conflictos que puedan originarse por una u otra causa.
Recordemos que el conflicto es típicamente un fenómeno humano, que suele producir muchos tipos de situaciones de agresiones y hasta la violencia, pero también debemos recordar, como dice Heraclito, que el conflicto es padre y rey de todo. En las tragedias griegas se condena al conflicto, no por si mismo, sino por sus consecuencias.
Autores como Hegel tratan de integrar al conflicto en el proceso histórico del desarrollo humano. Hoy por hoy, en el campo psicológico se considera que los conflictos no son malos en si mismos, sino que son una parte natural e inevitable en las relaciones humanas y en la dinámica de grupos. Si estos conflictos se saben manejar acertadamente, se podrían lograr efectos muy benéficos. Los conflictos bien manejados pueden ser elementos muy útiles para el proceso de crecimiento de los individuos y de los grupos sociales y todo un país, como en el caso venezolano.
En nuestros países se nos enseña desde muy pequeños a ser competitivos y a tratar de ganarle al otro, en los juegos, en los deportes, en las calificaciones en los exámenes, en fin en todo, y esa cultura se refleja en las maneras de resolver los conflictos, si yo gano, tu pierdes; peor aun es la otra forma que también tenemos, si yo no gano, tu tampoco vas a ganar. Es una terrible manera de manejar y de resolver un conflicto, y eso algunos padres lo enseñan y se transmite de generación en generación. Olvídense de lograr un acuerdo entre las partes si esa es la actitud.
Lo que debemos tratar de enseñar es la manera de resolver los conflictos de modo que ambas partes se sientan ganadoras, desde hace muchos años se ha tratado de inculcar la estrategia de Yo gano-tu ganas, una derivación del famoso Proyecto de Negociación de Harvard, iniciado originalmente por Roger Fisher y William Ury, estrategia de solución de conflictos que recibí como parte de la enseñanza de la inolvidable Profesora Eva Gueron, por allá en 1985 cuando realicé mi curso de Auxiliar de Comando y Estado Mayor en la entonces Escuela Superior de la Fuerza Aérea, en Caracas.
Este método de resolución de conflictos se basa en la negociación y el compromiso, en la cual el proceso de negociación se debe realizar por los méritos en lugar de por las posiciones de cada quien, este método se basa en cuatro aspectos fundamentales, a saber:
1.-Separar las personas de los problemas.
2.-Centrar la discusión en los intereses, no en las posiciones.
3.-Encontrar opciones que ofrezcan ganancias mutuas y,
4.-Insistir en el uso de criterios objetivos.
Tenemos que reconocer que para poder resolver un conflicto no podemos negar su existencia, al contrario, debemos reconocer que existe el conflicto y disponernos a actuar para superarlo, siendo el dialogo un elemento constitutivo del ser humano maduro y actualizado, es una herramienta para poder alcanzar un acuerdo mutuo, en el que todas las partes nos sintamos ganadoras, y para que exista un verdadero y eficaz dialogo, este tiene que hacerse en un clima de libertad y respeto mutuo, y en total sinceridad, y esto solo se puede lograr en Democracia.
La celebre definición de Democracia de Popper: "Aquellos gobiernos de los cuales podemos librarnos sin derramamiento de sangre", no hace sino sintetizar el núcleo de un modelo democrático consistente en el procesamiento institucional del conflicto, y eso se puede llevar a efecto con la existencia de ciudadanos formados por otros ciudadanos y que actúen como tales.